La inteligencia artificial lleva varios años en nuestra vida cotidiana, ocurre que no se tiene una idea clara de en qué consiste. Para rellenar este vacío el pasado sábado 21, Raúl Orduna, experto en el tema, nos propuso y realizó un maravilloso taller con varias actividades que ilustraron varios aspectos de la IA.
El taller, que tuvo lugar en la Casa de la Juventud “María Vicuña” de Estella, asistieron más de 60 personas de un amplio espectro de edades. El taller tuvo una duración de 3 horas.
Raúl dividió el taller en tres grandes bloques: percepción automática, planificación en entorno dinámico y aprendizaje automático. Todo el taller se realizó sin ningún uso del ordenador, pues uno de los objetivos era, precisamente, entender cómo se pueden transmitir a un ordenador instrucciones e información que le permitan realizar tareas “inteligentes” ante contextos cambiantes.
En el primer bloque del taller sobre percepción automática y como primera actividad, los participantes se enfrentaron al reto de reconocimiento de formas. En este caso eran las formas de las señales de tráfico que permitirían, por ejemplo, el reconocimiento de una señal de límite de velocidad, usualmente en forma de círculo, o un ceda el paso, en forma de triángulo. Este tipo de algoritmos serían los que necesitaría la conducción automática. El procedimiento que se desarrolló en el taller repite los pasos que haría un ordenador: primero encontrar los límites de la imagen, caracterizar la curva que define esa imagen y, a partir de ello proponer si la imagen es un círculo, un triángulo, un cuadrado u otra forma predefinida. Esta actividad consumió más de una hora de trabajo de los asistentes, para un reconocimiento que un humano realiza de manera instantánea. Quedó claro, sin embargo, que a un ordenador hay que transmitirle la capacidad de reconocer formas de una manera sistemática y robusta. Los ordenadores, por otra parte, realizarán los pasos antes descritos con mucha mayor rapidez que un humano.
Para el segundo bloque de planificación en contexto dinámico se realizaron dos actividades. La primera consistía en mimetizar la búsqueda de comida que hacen las hormigas. Estas, cuando salen del nido y buscan comida no saben dónde esta se puede encontrar. Para descubrirla las hormigas se dirigen en todas las direcciones posibles. Si una de ellas encuentra comida vuelve al hormiguero. En el transcurso de este paseo esta hormiga deja un rastro de feromonas que son detectadas por sus compañeras. El hecho de que las feromonas se acumulen hace que otras hormigas tengan más tendencia a ir por ese camino. Al final del proceso se ha establecido un recorrido entre el nido y la comida que minimiza el esfuerzo. Este mismo procedimiento se siguió en esta actividad, donde las feromonas se sustituyeron por cartulinas, Al final y de manera un poco sorprendente para los participantes, el camino más corto acabó con más cartulinas que los demás. ¡Éxito de la IA!
En este segundo bloque se propuso también cómo un ordenador con IA planea el desarrollo de un juego. Se eligió el juego de Achi, una variante del tres en raya. El planteamiento y los materiales se proporcionaron a los participantes para que lo hicieran por su cuenta, por falta de tiempo en el propio taller.
Finalmente, en el bloque de aprendizaje automático Raúl realizó una propuesta muy lúdica: un clasificador de géneros musicales. Para ello se repartieron plantillas con varias posibles etiquetas como el tipo de voz, instrumentos, ritmo, etc. Los asistentes tenían que decidir esa etiqueta, y luego comparar el conjunto de las etiquetas de una canción con la plantilla de 4 géneros musicales. El resultado, aunque no siempre preciso en cada caso, ilustró muy bien los mecanismos que utiliza una IA para clasificar la música.
Queremos dar las gracias a Raúl Orduna por esta estupenda visita a la IA y esperamos que le podamos ver de nuevo para completar el paseo...
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